ECONOMIA
1 de septiembre de 2025
Con el Mercosur no alcanza pero sin el Mercosur es imposible

Un trabajo elaborado por Fundar propone repensar su diseño para potenciarlo, superando las asimetrías entre los distintos países y alineando los intereses de estos en una estrategia regional de desarrollo. "La mejor respuesta que Argentina puede dar ante los cambios del contexto internacional es con el Mercosur y no en soledad" dice.
El Mercosur acompaña a Argentina casi desde el comienzo de la recuperación de la democracia. El 30 de noviembre de 1985 los presidentes de Argentina y Brasil, Raúl Alfonsín y José Sarney suscribieron la Declaración de Foz de Iguazú, el primer mojón de la integración regional que fue construyendo su arquitectura institucional durante los siguientes seis años hasta que el 26 de marzo de 1991, Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay firmaron el Tratado de Asunción, que adoptó el nombre Mercosur, y más de tres años después, el 17 de diciembre de 1994, el Protocolo de Ouro Preto, que puso en marcha el Mercosur.
Herramienta de integración económica indispensable para Argentina, el bloque económico regional permitió superar desconfianzas históricas, incrementar el comercio entre los países miembros y mejorar sus condiciones de negociación con el resto del mundo, hoy no funciona como se pensaba ni alcanzó todas las metas fundacionales y es cuestionado por alguno de sus miembros como Uruguay y Argentina, que pretende convertirlo en una zona de Libro Comercio o directamente salirse del mismo para encarar negociaciones comerciales directas e individuales con bloques o países del mundo, aunque implique hacerlo en condiciones de inferioridad.
En este contexto de cuestionamientos severos por parte de alguno de los gobernantes que integran el bloque como fue el caso de Luis Lacalle Pou hasta hace poco y ahora Javier Milei; un contexto internacional condicionado por una guerra de aranceles impulsado por Estados Unidos y una reconfiguración geopolítica con alcances globales en Europa, la doctora en Relaciones Internacionales Julieta Zelicovich y el economista Leonardo Park escribieron para la fundación Fundar un informe que lleva por título "Mercosur. Juntos estamos mejor", que propone una serie cambios que mejoren su funcionamiento y reduzcan los desequilibrios entre los países miembros para que el bloque recupere la relevancia que tuvo.

El mercado más grande
Tal como lo describen los autores en el trabajo, el Mercosur para Argentina no es un mercado más, sino que es "es el mercado más grande de las empresas nacionales, incluyendo a las PyMES, y también el más complejo" porque allí comercia productos con mayor tecnología y valor agregado que los que vende hacia afuera. De hecho, una de las políticas más importantes es la de los aranceles que han permitido este incipiente desarrollo de industrias con valor agregado. Y que el Arancel Común Externo "es relativamente bajo en productos agroalimentarios y alto en productos industriales, lo que se alinea con las ventajas comparativas del bloque".
El Mercosur funcionó: en 2007, el mejor año de los últimos 20, explicaba el 16,8% de las exportaciones totales del bloque, pero hoy apenas explica el 10,5%, un porcentaje bastante bajo si se tiene en cuenta que en las regiones europeas y asiáticas el comercio intrabloques supera el 50 %. Aún en este contexto de deterioro de su performance los autores del trabajo consideran que "la mejor respuesta de nuestro país ante los cambios del contexto internacional es con el Mercosur y no en soledad", aun con las asimetrías entre los países entre los que los autores del trabajo enumeran como el poco respeto por algunas reglas, el atractivo que despiertan algunas zonas del mundo como Asia(particularmente China) que disminuyen el atractivo relativo de los países miembros, el limitado encadenamiento productivo, entre otras razones y la vigencia de barreras no arancelarias que afectan las exportaciones de Brasil a Argentina (71 medidas según la OMC) y de Argentina a Brasil (602 también según la OMC)

Una característica muy importante para la economía argentina, soslayado en la mayoría de los análisis pero destacado en el trabajo, es que en 2024 el 39% del comercio intrazona estuvo compuesto por manufacturas de tecnología media, seguido por productos primarios que representaron el 24%, lo que contrasta con las exportaciones extrazona dominadas por los productos primarios con el 51% y donde solo el 10% del total de las ventas al exterior está compuesta por manufacturas de gama media, esto es, con algún valor agregado en el país de origen.
Por otro lado, si tenemos en cuenta que más del 90% de las empresas argentinas son PyMes, el comercio intrazona es el principal mercado de ellas, sobre todo para las vinculadas a los sectores de la tecnología y el automotriz, particularmente a Brasil, con quien Argentina tiene desde la década del 90 un acuerdo específico que lo convierte en el mercado más importante para el sector. Durante 2022, dice el informe, de las 9457 empresas exportadoras de bienes argentinas, 3500 vendieron a Uruguay, 2632 a Brasil y 2019.
Política de aranceles
Para quienes cuestionan el funcionamiento del Mercosur, una de las limitaciones más importantes que tienen es la del Arancel Común Externo, - la principal herramienta de política comercial del bloque, que va de 0 a 35% y se aplica a todas las importaciones provenientes del bloque aunque se permiten desviaciones de los países miembros para adaptarlos a sus necesidades- creen que es un impedimento para abrir la economía y hacerla más competitiva, por lo cual es usual en los últimos pedir su reducción a porcentajes mínimos o directamente eliminarlo, lo que dejaría a los sectores de mayor valor agregado a merced de competidores imbatibles.
Es importante destacar sobre el Arancel Común Externo, tal como lo hacen en el trabajo, que "comparado con el otro país de la región y del mundo, es relativamente bajo en productos agroalimentarios y alto en productos industriales", lo que ha permitido, aunque en una situación de clara desigualdad frente a Brasil, el desarrollo en Argentina de una industria de tecnología media y alta que ha le ha permitido insertarse en el mercado, saltando el destino de primarización al que quieren llevar el país los partidarios del libre comercio local.
Aún en un contexto de rigidez (flexibilizado en la practica por los países, como se dice antes) el Mercosur tiene terminados algunos acuerdos de Libre Comercio con Bolivia, Chile, Colombia, Cuba, Ecuador México, Perú, Egipto, India, Israel y la unión aduanera de África Austral, más una decena de negociaciones abiertas, la más importa la firmada en 2019 con la Unión Europea, y la última con Singapur en 2023.
Para reconfigurar el Mercosur los autores del trabajo proponen tres caminos: flexibilizar la integración hacia una zona de libre comercio (mayor autonomía nacional a costa de debilitar los incentivos de integración), profundizar la región fortaleciendo la unión aduanera o mantener la inercia del presente. "No hacer nada equivale a perder el Mercosur; es avanzar en el deterioro de la integración regional. Las otras dos opciones son alternativas políticas con importantes efectos distributivos", concluyen.
Recomendaciones
Luego del diagnóstico, Zelicovich y Park hacen una serie de recomendaciones de políticas públicas para superar los cuestionamientos de los distintos países que lo integran porque es una herramienta que perciben no cumple con los objetivos para los que fue fundado y en muchos casos impiden acuerdos que, consideran algunos gobiernos, permitirían mejorar el comercio exterior del bloque, que hoy atraviesa un relativo estancamiento.
Consideran que hay que garantizar el buen funcionamiento del comercio intra zona eliminando las barreras al comercio entre los países miembros (infraestructura fronteriza, regulaciones técnicas y sanitarias, etc.), que los países se integren de manera consistente en un marco de políticas de inserción internacional sin usar al Mercosur como chivo expiatorio de los problemas nacionales e incorporar a empresarios, sociedad civil y a todas las fuerzas políticas a diseñar una estrategia de integración regional de largo plazo que quede al margen del péndulo ideológico porque es lo que beneficiará el desarrollo de los países miembros.
Finalmente, destacan que, en un clima de época de rupturas y aperturas indiscriminadas, no es cierto que Argentina pudiera tener más acuerdos negociando sola que con el bloque porque carecería de fuerzas para hacerlo, al tiempo que hacen notar que "dentro del Mercosur obtiene mejores resultados en las negociaciones porque la interacción entre los países miembros permiten armar ofertas más interesantes a las contrapartes" tanto para ofrecer productos como para preservar determinadas capacidades que de otra manera no podrían hacerse.
Fuente: El Litoral

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