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11 de septiembre de 2025

Ganadería: un escenario excepcional y el riesgo latente de quedar nuevamente desacoplados del mundo

A la luz de lo observado en los últimos meses, podríamos decir que los precios de la carne vacuna en el mundo muestran un recorrido alcista sin precedentes.

En agosto, el índice de precios de la carne elaborado por la FAO registró una suba del 2% respecto a julio y consolidó un nuevo récord nominal con 143,2 puntos básicos. Se trata de una tendencia al alza para este indicador, que ya acumula nueve meses consecutivos de incremento. Solo en lo que va del año, la suba acumulada es del 10,6%, mientras que, respecto a agosto del año pasado, la mejora asciende al 13,5% interanual. El último máximo registrado había sido en marzo de 2022, en plena salida de la pandemia, con 136,4 puntos básicos.

¿Pero qué fundamentos sostienen esta suba? Como pocas veces se ha visto —al menos en la historia reciente— se observa una confluencia de factores alcistas tanto en la demanda como en la oferta. En este sentido, gran parte de la tensión en el balance mundial responde a un desbalance interno de Estados Unidos que afecta ambos frentes de la ecuación. Es decir, siendo uno de los principales exportadores de carne vacuna en el mundo, siempre ha tenido una posición definida como importador. Sin embargo, en los últimos años este rol ha cobrado mayor preponderancia debido a la escasez de producción que enfrenta a nivel local.

Recordemos que, tras un prolongado y severo período de sucesivas sequías sumado a una muyb aja rentabilidad para el sector, Estados Unidos ha atravesado un proceso de liquidación de su stock que ya lleva casi siete años, y que lo condujo a la cifra más baja de los últimos 75 años (87,6 millones de cabezas). Aun sin mostrar señales claras de recuperación, el actual escenario de precios elevados continúa incentivando la faena de hembras jóvenes que, en un contexto semejante, deberían estar siendo retenidas para asegurar la reposición.

Oferta

En la medida en que esta retención comience a concretarse, la oferta local se verá aún más restringida y, por ende, aumentará la necesidad de abastecimiento externo, actualmente estimada en 2.2 millones de toneladas. Recordemos que, tras un prolongado y severo período de sucesivas sequías sumado a una muy Según proyecciones del USDA, para 2026 se espera que la producción local caiga un 1,8%, hasta unos 11,6 millones de toneladas, el nivel más bajo desde 2016, frente a un consumo doméstico que, según el organismo, seguiría creciendo.

Ganadería: criadores cordobeses fueron a Paraguay a ver cómo se producen 300 kilos de carne por hectáreaEn Argentina, más que de una caída del stock deberíamos hablar de un estancamiento del rodeo nacional.

Todo esto, en conjunto, agregaría aún más presión sobre los precios, que ya se encuentran en máximos históricos. Mientras tanto, como si no faltase presión en este balance, el propio gobierno norteamericano se autoimpuso otras restricciones que también afectan la capacidad de abastecimiento externo. Por un lado, el avance del gusano barrenador del ganado en la frontera con México, llevó a cerrar de forma indefinida el acceso de animales en pie que normalmente abastecían los feedlots locales.

Pero, además, una disputa más política que comercial ha llevado a imponer aranceles de ingreso casi prohibitivos para la carne proveniente de Brasil, que hasta el mes pasado era su principal abastecedor externo. En definitiva, EE.UU. enfrenta hoy una combinación de oferta limitada con una demanda local mucho más fortalecida de lo esperado, que se incorpora a un balance mundial igualmente ajustado. En este sentido, este cambio de fase hacia un proceso de retención que restringiría aún más la oferta ganadera se está dando simultáneamente en varios de los principales exportadores de carne vacuna.

Se trata de un escenario que varios analistas a nivel internacional vienen anticipando, y es precisamente esta posible confluencia de fases de retención tanto en EE.UU., como en Brasil, Australia e incluso Argentina, lo que en definitiva impone mayor tensión en los precios de la carne, ya que estos cuatro países representan en conjunto cerca del 60% del comercio mundial.

Stocks

Aunque los cuatro registran caídas significativas en sus stocks, los factores desencadenantes difieren tanto en su naturaleza como en su temporalidad. En el caso de Australia, si bien —al igual que EE.UU.— ha sido afectada por una sucesión de sequías muy severas y prolongadas, lo cierto es que no solo ya ha iniciado su proceso de reconstrucción del stock, sino que, además, a lo largo del mismo ha logrado mejoras sustanciales en términos de eficiencia productiva. Esto le permite ser el país mejor posicionado para capturar mayores oportunidades comerciales dentro de este escenario, sin comprometer la evolución de su stock.

En Argentina, más que de una caída del stock deberíamos hablar de un estancamiento del rodeo nacional.

De acuerdo con las últimas proyecciones del Meat & Livestock Australia (MLA), la producción de carne vacuna australiana alcanzaría un récord de 2,79 millones de toneladas este año, para luego descender ligeramente en 2026 y 2027, aunque permaneciendo como los dos períodos de mayor producción después del actual récord. Lo destacable de estas proyecciones es que, a diferencia del pico de producción anterior, ocurrido hace una década cuando una grave sequía forzó el inicio de esta gran liquidación ganadera, la fuerte demanda mundial y la mejora en la eficiencia de todo el sistema de producción —con un ganado más joven y pesado llegando a los corrales de engorde— impulsarán un crecimiento sustentable de la producción.

En este sentido, se espera que el rebaño nacional alcance nuevamente los 31 millones de cabezas en 2025, número similar al registrado en 2014, pero con una producción un 9 % superior. A diferencia de ello, Estados Unidos está empezando lentamente a avanzar hacia una fase de reconstrucción que posiblemente se vea plasmada reciente a partir de 2026 y 2027.

En tanto que Brasil aún se encuentra en plena retracción de su rodeo, ya sin restricciones desde el punto de vista climático, pero con fuertes incentivos de precios que continúan impulsando una elevada faena. En efecto, los datos correspondientes al segundo trimestre de 2025 muestran aumentos en la faena por cuarto año consecutivo.

Datos oficiales

Aunque aún no se han dado a conocer los datos oficiales sobre el sacrificio de hembras durante este período, la expectativa es que la participación se mantenga similar a la observada en el trimestre anterior, superando por primera vez el 49%. Mientras tanto, en Argentina, más que de una caída del stock deberíamos hablar de un estancamiento del rodeo nacional. Si bien a lo largo de los años podemos identificar claramente períodos de liquidación —mayormente desencadenados por factores climáticos, aunque también influenciados por condiciones económicas y comerciales—, lo cierto es que nuestro stock ganadero se ha mantenido estable en torno a los 50 a 55 millones de cabezas durante prácticamente los últimos 20 años.

La medida cautelar, dictada por el Juzgado Federal Nº 2 de Paraná el 1 de julio de 2020, surgió a raíz de un amparo ambiental promovido por la ONG Cuenca Río Paraná, con el objetivo de prevenir los incendios y detener las quemas en la región mediante una "acción preventiva de daños".En Argentina, más que de una caída del stock deberíamos hablar de un estancamiento del rodeo nacional.

Si bien en los últimos dos o tres años la sequía fue el factor más determinante en la caída del stock, la volatilidad económica tampoco contribuyó a un cambio de ciclo. Ahora bien, a partir de 2024, tras un cambio de políticas que permitieron rápidamente lograr la estabilización de la macroeconomía, el restablecimiento del crédito y una mayor apertura comercial, bajo un escenario climático mucho más benigno, el sector ganadero parecía tener todo dado para iniciar un proceso de retención y reconstrucción del stock. Sin embargo, a pesar del giro macroeconómico, aún no se vislumbra el cambio de ciclo.

La fuerte descapitalización que sufrió el productor ganadero durante los años más críticos del período de sequía —2022 y 2023— lo llevó a seguir generando caja sosteniendo niveles de faena demasiado elevados para pretender una recuperación. En efecto, en 2024 la faena total alcanzó cerca de 14 millones de cabezas, mientras que el stock ganadero a fines de ese año caía en más de 1 millón. Finalmente, en lo que va de este año, enero-agosto de 2025, el número de animales faenados se mantiene prácticamente inalterable, con casi 9 millones de animales y un 5 % más de hembras jóvenes, atentando contra una posible recuperación del stock.

Fuente: El Litoral

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