Las lluvias de diciembre siguieron sorprendiendo al sector agropecuario argentino. En la región núcleo y en buena parte del área agrícola del país, los acumulados superaron los pronósticos y consolidaron un patrón que ya suma seis meses consecutivos con precipitaciones por encima de la media histórica.

El escenario, según los especialistas, refuerza las expectativas productivas para el maíz y se da en paralelo a señales de debilitamiento del fenómeno La Niña.

Seis meses consecutivos con precipitaciones por encima de la media

De acuerdo con el último informe de la Guía Estratégica para el Agro (GEA) de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), en la previa de Navidad la región núcleo recibió cerca de 40 milímetros en promedio, con registros puntuales mucho más elevados. Las lluvias, si bien erráticas y de distribución dispar, dejaron más agua de la prevista y alcanzaron zonas clave en un momento crítico del ciclo del maíz temprano.

El mayor enfriamiento del Pacífico ecuatorial ya habría quedado atrás: la anomalía de temperatura superficial pasaría de -0,77 °C en diciembre a -0,61 °C en enero, un valor cercano a la neutralidad.

“El agua llega justo cuando se define el número de granos por espiga, el componente que más pesa en el rinde final del maíz”, explican desde GEA/BCR. Esta etapa, período crítico para el desempeño del cereal, transcurre este año con una disponibilidad hídrica poco frecuente. A diferencia de la campaña pasada, cuando las lluvias se interrumpieron a mediados de diciembre, el ciclo actual muestra una regularidad pluvial sostenida: prácticamente llovió todas las semanas, destacan los técnicos de la entidad.

En la región pampeana, el reporte GEA destaca que diciembre podría cerrar como el sexto mes consecutivo con lluvias superiores a lo normal. En algunas zonas los registros pluviométrico ya lo confirman. En la estación del INTA Rafaela, entre el 24 y el 25 de diciembre se acumularon 87,6 milímetros, llevando el total mensual a 167,7 mm, muy por encima de la media histórica de diciembre, que es de 121,9 mm.

El impacto de este «semestre húmedo» fue especialmente favorable en sectores que arrastraban déficits hídricos. En el sudeste de Córdoba, uno de los más necesitados, se midieron 79,8 mm en Laboulaye y 60 mm en Guatimozín. En contraste, áreas del centro-este bonaerense encadenan su tercera semana con menores precipitaciones, un “descanso” que permite aliviar excesos y retomar, aunque de manera tardía, siembras que estaban en duda.

El pronóstico de la Compañía de Investigación Agrícola y Extensión Rural de Santa Catarina (Epagri), Brasil, prevé buenos milimetrajes antes de fin de año en la región.

Señales de debilitamiento de La Niña y tendencia a la neutralidad climática

Desde el punto de vista climático, el patrón de lluvias refuerza la hipótesis de una Niña corta y de bajo impacto para Argentina. “Cambió la lógica: era esperable que lloviera más en el norte por el ingreso de humedad desde el sur de Brasil, pero no que se registraran estos valores en el centro del país”, señaló el consultor de GEA/BCR, Alfredo Elorriaga.

Según el especialista, el mayor enfriamiento del Pacífico ecuatorial ya habría quedado atrás: la anomalía de temperatura superficial pasaría de -0,77 °C en diciembre a -0,61 °C en enero, un valor cercano a la neutralidad.

Elorriaga subrayó además la dificultad de anticipar estos eventos. “Ningún modelo proyectaba acumulados superiores a 30 mm en el centro del país. Los sistemas aparecen y desaparecen con una velocidad inusual, lo que refleja una gran variabilidad a escala regional”, explicó.

En el norte argentino se observaron acumulados superiores a 100 mm en provincias como Misiones, Corrientes y Entre Ríos, mientras que Córdoba y Santa Fe recibieron lluvias significativas aun cuando no estaban en los pronósticos principales.

La humedad es clave en este momento para definir la cantidad de granos por espiga en los maíces de primera, que apuntan a romper récords de rinde.

Maíz temprano: buen estado general y potencial para rindes récord

Para el maíz, el balance es claramente positivo. Con perfiles de suelo bien cargados y sin estrés hídrico relevante durante el período crítico, crece el optimismo entre técnicos y productores. En ámbitos profesionales ya se menciona la posibilidad de superar los mejores rindes de los últimos cinco años, siempre que las condiciones se mantengan estables durante el llenado de granos.

De cara al cierre del año, los pronósticos mantienen la atención. “Existe probabilidad de nuevas lluvias y tormentas antes de fin de año. Si la distribución acompaña, diciembre continuaría consolidando un comportamiento pluvial por encima de la media”, indicó Elorriaga.

Así, 2025 se encamina a despedirse con un patrón climático atípico, marcado por abundante humedad y señales de normalización en el Pacífico, un combo que renueva expectativas para la campaña agrícola en curso.

Fuente: Aire Agro